Me he dado cuenta, de que para que algo termine, antes tiene que haber comenzado. ¿Y si nunca ha existido, no lo podemos echar de menos no?
Todas. Todas y cada una de las personas tienen palabras encerradas, prohibidas. Quizás para no preocupar, para no molestar, para no amargar, para engañar o engañarse, quizás para olvidar…
Estas palabras, son las que nos hacen pensar en cada momento. A veces puede llegar a cansar, incluso para algunos, esas palabras encerradas en nuestras mentes, pueden llegar a amargar. Es esa clase de amargura a la que maquillamos con una sonrisa, que solo algunos pueden detectar. No es una sonrisa de felicidad, es una sonrisa incontrolable, que inconscientemente la utilizamos para engañar y con un poco de suerte llegar a engañarnos a nosotros mismos.
Pero cuando estás tú sola, en tu casa, lo que muchas veces haces, es evadirte. Evadirme por unos instantes en los que dura una triste canción. Pasar miles y miles de horas tirada en la cama, con la luz apagada, las persianas bajadas y seguir escuchando esa triste canción con los ojos cerrados. A veces, es eso lo que me hace sentir bien. Ni un ruido, ni un rayo de luz, aislarme por un momento e imaginarme en otra vida, soñar un poco. Creerte que tienes todo lo que deseas, todo lo que sueñas. Aunque luego recapacitas. Esa vida seria mucho más fácil, y piensas que lo difícil, lo imposible te atrae. Y es ahí, cuando abres los ojos, te quitas los auriculares, enciendes la luz, subes las persianas, abres la puerta, y vuelves a vivir tu vida. La de verdad, la difícil. La que almenas a mi, me gusta!
w
M. Cruz Lozano
Lo siento!
M. Cruz Lozano
No sigas decisiones, prohibiciones, de alguien que no seas tú. Es tu vida y tú decides como vivirla. La vida es un suspiro y encontraras piedras en el camino, pero a fin de cuentas tú serás quien te soluciones todos los inconvenientes que se te aparezcan, solo tú puedes corregir los errores cometidos, pero como dicen, “de los errores se aprende” y solo de errores se vive. Disfruta. Disfruta sin más, no dejes que nadie te arrebate eso.
La última palabra, la última sentencia, el último veredicto, realmente lo tienes tú, y es solo tuyo…
M. Cruz Lozano
Me angustia pensar que todo acabó mal. Porque no se rectificó. Que de un puto error se creó otro más grande, y seguidamente otro hasta que el cúmulo de errores explotó. Se confesaron verdades ocultas que ya nos imaginábamos. A pesar de lo ocurrido, seguimos teniendo el mismo sentimiento que antes, pero se va frustrando a medida que frente a tus ojos se reflejan hechos que no esperabas. Decepción. Esa es la palabra, decepción. Una palabra que ni a mi me gusta pronunciar. Y verdaderamente me da pena pensar de ese modo, pero no se puede negar lo evidente. Creo que esa impresión la tengo al venir de una persona que me importa, que nos importa a todas. Doliéndome mucho, ya no puedo confiar, no puedo ni mirarla a la cara, no puedo hacer como si nada y comportarme como antes, no puedo.
Me he dado cuenta, ya varias veces, que no te puedes aferrar a etapas bonitas de tu vida, porque todos esos momentos, esos instantes, cambian. Y caen de uno en uno…
M. Cruz Lozano
Cansada, cansada de que un malvado gigante me trate como un puto títere, controlándome, dirigiéndome. Aún no se como no llegué a darme cuenta antes. Fui estúpida, y quizás lo sigo siendo, por no poder siquiera decirle cuatro cosas a ese descomunal lavador de cerebros. Ahora pienso que todo está donde debe estar, las cosas han vuelto a la normalidad y para que engañarse, le echo en falta, (si, sin duda sigo siendo estúpida), aunque no quiero que vuelva a formar parte de mi vida, eso lo tengo claro, se que estoy de puta madre alejada del perverso. Y verdaderamente ahora se que las personas importantes en mi vida son las que siguen estando aquí, porque yo no le necesitaba.
¡Perdón por darme cuenta ahora!
M. Cruz Lozano
Quise acercarme demasiado, quizás por curiosidad o por algo parecido, quizás solo para notar que sentía. Fueron pasando días maravillosos y ¡mierda! ya me era imposible salir de lo que empezó siendo un estúpido entretenimiento, un simple juego inofensivo. De repente me aterroricé, quise volver atrás, pero era absurdo, todo había cambiado. ¿Era yo? ¿Era mi manera de pensar la que había cambiado? Miles de preguntas pasaron por mi cabeza en ese mismo instante. Yo intentaba quedarme quieta, pasando un poco desapercibida, intentaba olvidar aquella situación que me incitaba a seguir. Pensé que de ese modo, solo de ese modo podría cambiar lo que sentía. Siempre negué lo evidente, y posiblemente lo sigo negando. Ahora reconozco que he llegado a tener respeto, por no decir miedo, a situaciones o decisiones que eran sencillas, y se que la he cagado en muchas ocasiones, pero, ¿no somos humanos?, lo que importa es darse cuenta y no dejarlo pasar, acabar con todas tus dudas e intentarlo por una tiempo. Ahora no puedo hacer como si nada, tengo que tomar decisiones y actuar de una puta vez.
M. Cruz Lozano